En estos
días han circulado por las redes sociales relatos de simpatizantes de
Independiente, sumamente entristecidos por la desgracia (siempre hablando en el
lenguaje futbolístico) que finalmente les llegó.
Que nos
vienen a hablar a nosotros, los hinchas de Quilmes, de frustraciones
futbolísticas, tenemos tantos records nefastos que hasta nos hicieron un
documental en el canal Infinito.
Era chico,
tan chico que mi viejo me llevaba de la mano a la cancha, cuando estábamos en
las tribunas de Guido y Sarmiento, el estadio vibraba, todavía recuerdo esa
ambigüedad que sentía porque, por un lado ansiaba el gol de Quilmes, pero, por el otro, tenía temor de las avalanchas en
el momento que este se producía.
En octubre
del 78 vivimos la alegría más increíble que pudiéramos imaginar, tras 42 fechas
nos consagrábamos campeones, peleando palmo a palmo nada menos que contra Boca,
mi viejo, sabio, me dijo “Disfrutalo porque esto en Quilmes no pasa seguido” y
vaya si tenía razón.
El primer
descenso que recuerdo en mi vida fue el de 1980, estábamos escuchando la radio
en la terraza de la casa de un amigo, Quilmes caía con Colon en Santa Fe y automáticamente
descendía a la B dos años después de haberse consagrado campeón, tan inaudito
como triste.
El segundo
descenso que me tocó padecer ocurrió en el año 1982, recuerdo que llegamos a la
última fecha igualados en puntos con Union de Santa Fe, faltando escasos
minutos para la finalización del partido Quilmes le ganaba a Instituto 1 a 0 y
de esta forma evitaba el tan temido descenso, pero misteriosamente la luz se
cortó en el 15 de abril, y cuando la energía volvió el partido de nuestro amado
cervecero había finalizado, en esos pocos minutos Union le marcó 2 0 3 goles a
Sarmiento, la verdad no recuerdo, que con la victoria de Quilmes descendía
cualquiera fuere su resultado. De esta forma se llegó a un desempate que se
jugó en el Eva Perón de Junín. Estaba tan nervioso que me lo fui a escuchar a
la camioneta de mi viejo, lloré como un loco con el gol de penal de Capocetti,
ya no había tiempo para ninguna reacción y, otra vez, tras ser el subcampeón
del Nacional 82, unos meses después perdíamos la categoría.
El tercer
descenso creo, sin dudarlo, que fue el más humillante. En 1986 armamos uno de
esos súper equipos que terminaron en un fiasco de los peores de nuestra rica
historia, se preparó un equipo para llegar a primera división en 6 meses, ya
que se llevaba a cabo una reestructuración en nuestro futbol de la cual
surgiría el Nacional B, y no solo que estuvimos lejísimo de alcanzar el ascenso
sino que para peor, terminamos por primera vez a 2 categorías de la primera
División.
Pero de los
descensos, los que más me duelen son los que se parecen a una enfermedad
terminal, esos que sabes que se vienen y es solo cuestión de tiempo, ejemplos?
El del 91/92, antes de terminar el Apertura ya sabíamos que al terminar la temporada volvíamos al
Nacional B, como síntesis les cuento un partido, así nomás, como me viene a la
memoria. En el querido y añorado Guido y Sarmiento, jugábamos de local contra
Deportivo Español, si, en esa época en primera, yo no quería ir a la cancha,
estaba harto de ver al equipo arrastrarse por el campo de juego, un amigo me
pasa a buscar y me convence, no soy muy difícil a la hora de convencerme de ir
a ver a mi amado Quilmes, casi sin darnos cuenta perdíamos 2 a 0, de entrada,
para un equipo que no hacía goles con 1 ya era suficiente, para peor nos dan un
penal, va nuestro goleador a patearlo (nuestro goleador era Merlo, un mediocre
lateral izquierdo que creo llevaba dos en el torneo y si, con decirle mediocre
estoy siendo generoso) y le alcanza el balón a la tribuna que daba a la calle
Guido. De repente, como una furia incontenible, el equipo empieza a atacar
denodadamente sobre el arco de Catalano(¿?) y las situaciones de gol empiezan a
sucederse una tras otra, no lo podíamos creer, Quilmes atacando y llegando al
arco contrario con peligro? Era verdaderamente un hallazgo, y llega el
descuento, y empata Darío Decoud faltando 5 minutos, delirio en las tribunas
cerveceras, y empieza el famoso grito de “Vamos Quilmes vamos, ponga hombría
que ganamos” pero no, el destino estaba escrito, en el descuento, contragolpe y
gol de Español, otro contragolpe y otro gol de Español, si, perdimos 4 a 2.
Luego de la
históricos 60 puntos de la 2003 / 2004 repetimos la historia, en el 79 jugamos
Libertadores, en el 80 descenso, 2005 Libertadores, 2006 / 2007 descenso.
Cualquier jugador que andaba libre y con ganas de tener un contrato, se
arrimaba a la sede de Quilmes y era contratado, del plantel glorioso que logró
el ascenso tras 5 finales perdidas y 11 años en la segunda categoría del Futbol
Argentino solo quedaba el recuerdo, no quiero mencionar ese plantel porque a
más de uno le puede llegar a dar una úlcera, pero nos fuimos sin pelear que es
lo que más duele.
El último
descenso, sin embargo, fue distinto a todos.
Al
principio, lo de siempre, ese problema de autoestima que tienen algunos
dirigentes, algunos periodistas y hasta algunos simpatizantes de Quilmes que
subestiman lo que tienen y sobreestiman lo ajeno, se despreció lisa y
llanamente al plantel que logró el ascenso en el 2010 y se contrataron
figuras(¿?) a las que ya se les había pasado la época de esplendor, o a otras
que el esplendor jamás les iba a llegar. Así despreciamos a Corvalán, a Cerro,
a Kalinski, a Garnier, a Caneo, etc, etc, etc. Creo que todos nos sentimos
descendidos luego de las dos derrotas de local (Con Banfield y con Vélez si mal
no recuerdo) tuvimos una remontada de la mano de Madelon que nos hizo soñar,
pero el pésimo arranque del clausura 2011 nos devolvió a la pesadilla. Apareció
Caruso Lombardi y de la mano de su dialéctica y, porque no, de su trabajo, nos
dejó al borde de la salvación, nos fuimos al descenso, pero ese plantel cobró
una mística que es la que nos permite hoy en día festejar, porque festejamos el
ascenso en la temporada 11/12 en la B Nacional más difícil de la historia,
compitiendo contra poderosos en la cancha y sobre todo fuera de ella, a Madryn
jamás lo vamos a olvidar, y festejamos esta permanencia trabajosa, sufrida y
anhelada.
Cuando
empezó este año, los que tenemos más de 40 pensamos que la historia se
repetiría inexorablemente, para peor, uno de nuestros competidores en la
permanencia era Independiente. Personalmente, me daba mucha bronca este
descenso, en 10 años era la primera vez que se hacían las cosas, desde mi
humilde punto de vista, de manera correcta, pocos refuerzos, se mantuvo la base
del ascenso, sin esos nombres rutilantes que nada aportaban pero no, nuestro
destino implica sufrimiento, y cada vez que un jugador de Quilmes caía al piso
eran 6 meses de recuperación, perdimos a toda la defensa y a sus suplentes, a
jugadores emblema como Caneo y Garnier (los dos en la misma semana), terminamos
jugando con muchachos que hacía 3 años que no pisaban una cancha y el suplente
del suplente, y repetimos la mejor campaña de la historia en torneos cortos,
por primera vez torcimos nuestro destino, y a no confundirse, nadie nos regaló
nada, más bien todo lo contrario.
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